domingo, 12 de abril de 2009

Team Hoyt, deporte y esperanza

Creo que puedo decir con certeza que todos quienes leemos este blog nos sentimos inspirados por el deporte, creo que todos vibramos con el triunfo de Bolt, los récords de Isinbayeva, las 8 medallas de Phelps, el gol de Salas en Wembley, la Libertadores del Colo, etc.; más allá de las preferencias personales, nos gustan los triunfos deportivos.
Pero hay historias un poco menos conocidas que nos sacan un momento de la competencia, de los logros tangibles y nos demuestran que el deporte es mucho más que eso. El deporte es esperanza, el deporte es vida.
Les quiero presentar la historia de Dick y Rick Hoyt.
Rick Hoyt tuvo un parto complicado y nació con el cordón umbilical enredado en su cuello. Esto impidió que su cerebro recibiera oxígeno y quedó con parálisis cerebral. Los doctores les dijeron a sus padres que lo llevaran a una institución porque prácticamente sería un vegetal. Su padre Dick se negó y junto a su esposa decidieron criarlo normalmente, tal como lo habían hecho con sus dos hijos previos.
Gracias a un equipo desarrollado especialmente para él, a los 12 años Rick pudo expresar sus primeros pensamientos digitalmente, estos fueron: Go Bruins! (vamos Bruins, un equipo de hockey de Boston). Sus familiares descubrieron que era un fanático de los deportes.
En 1977, tras el accidente de un compañero de Rick, que lo dejó parapléjico, el niño le pidió a su padre que participaran en una carrera de beneficio de 7.5 kilómetros. Este fue el inicio del Team Hoyt.
Apoyado por una silla especial, una bicicleta especial y un bote especial, Dick ha participado en 984 carreras llevando a su hijo con él, entre ellas 229 triatlones (entre ellos 6 ironman), 20 duatlones y 66 maratones (incluyendo 26 maratones de Boston). Además han corrido y recorrido Estados Unidos en bicicleta.
Dick es un coronel en retiro y Rick obtuvo un título universitario y es profesor de educación especial. Aún compiten en carreras y además son oradores motivacionales. Este padre ejemplar asegura que no puede correr solo, que no sabría que hacer con sus brazos, y que siente que su hijo es el verdadero atleta, que el sólo le presta sus brazos y piernas.
Una vez le preguntaron a Rick qué era lo que desearía poder darle a su padre, él respondió: “Lo que más me gustaría sería que mi padre se sentara en la silla y que yo lo empujara, al menos una vez”.
El lema de este equipo es: You can (tu puedes) y se encargan de demostrarlo día a día.
A mi parecer, esta historia nos muestra que el deporte nos trae beneficios más allá del reconocimiento personal, las medallas, el dinero. Con la historia del team Hoyt podemos ver que el deporte nos da alegría, fuerza, ganas de vivir, esperanza.
Les recomiendo ver los videos ya que en este caso las imágenes valen más de lo que se podría escribir.

Matías Ramírez Poblete




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